El Silencio Cómplice
Cuando la Mayoría Dicta la “Verdad”
“Quien cree que la verdad es lo que cree la mayoría, también cree que la cantidad es calidad”.
Esta frase, atribuida a Séneca, el filósofo estoico, nos invita a reflexionar sobre la peligrosa tendencia de la sociedad a confundir consenso con certeza.
En un mundo donde las redes sociales amplifican las voces más estridentes y las opiniones más populares, es fácil olvidar que la verdad no siempre reside en la mayoría.
Es muy notable como determinadas personas u organizaciones se abocan más a proyectar una imagen de lo que se espera de ellos que en realidad es lo que hacen.
Hasta no hace mucho tiempo las personas daban por cierto todo aquello que estaba escrito en un libro o en la prensa. Hoy esa tendencia ha cambiado y el pensamiento crítico, es aún menor. Todo aquello que aparece en una pantalla se consume como una verdad, sin hacer ningún tipo de reflexión.
Esta debilidad social es muy bien utilizada por aquellos que en busca de un reconocimiento que no les pertenece buscan por medio de las redes sociales proyectar una imagen que es la que desean que la sociedad perciba, aunque realmente saben que es solo una fachada y que utilizan a quienes dicen ayudar como extras del decorado de su falacia.
La Cobardía del Silencio
La falta de implicación de las personas para mantener una postura pública es un fenómeno que va más allá de la simple apatía. Es un acto de cobardía, tanto individual como colectiva, que se convierte en cómplice de las injusticias. Cuando optamos por el silencio para evitar enfrentarnos a la opinión de la mayoría, estamos permitiendo que las voces más fuertes, aunque no necesariamente más justas o sabias, dominen el discurso público.
El miedo instalado en la desaprobación por tener un pensamiento diferente a la mayoría se ha convertido en un pilar de una estructura que desea ser permanente alimentándose del miedo que generan.
El caso Snowden o de Julian Assange son el escarnio al que nadie quiere ser sometido por revelar una verdad. Ya el sistema se ocupa de aplacar con castigos brutales a quienes se han rebelado a las cúpulas de poder enviando un mensaje muy claro de que quien se enfrenta al poder tendrá peores consecuencias personales que el mal que pretenden combatir.
El Poder del Conformismo
Noan Chomsky, el lingüista y filósofo político, ha señalado en múltiples ocasiones cómo los mecanismos de poder emplean la manipulación mediática y la desinformación para silenciar a los débiles. El conformismo es una herramienta poderosa en manos de aquellos que buscan mantener el statu quo. Nos dicen qué pensar, cómo sentir y, lo más importante, cuándo callar. Y lo hacemos, porque es más fácil seguir la corriente que nadar contra ella.
La Falacia del “Efecto Espiral”
Este fenómeno se conoce como el “efecto espiral del silencio”, un término acuñado por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann. Según esta teoría, las personas tienen miedo de expresar opiniones impopulares por temor a ser excluidas o castigadas por la sociedad. Este miedo perpetúa un ciclo de silencio, donde las voces minoritarias son cada vez más ahogadas por el ruido de la mayoría.
La Responsabilidad de Hablar
Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Cómo rompemos este ciclo vicioso de silencio y conformismo? La respuesta es simple pero desafiante: tenemos la responsabilidad de hablar, de cuestionar, de desafiar las normas y las expectativas. No podemos permitir que el miedo al ostracismo o al ridículo nos silencie. Como dijo una vez Martin Luther King Jr., “Al final, no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos“.
La falta de implicación para mantener una postura pública no es solo un acto de cobardía, sino también una renuncia a nuestro deber cívico y moral de participar en la sociedad de manera significativa. En un mundo donde la “verdad” a menudo se decide por votación popular, es crucial recordar que la cantidad no equivale a calidad, y que el silencio es el cómplice más efectivo de la injusticia.
Así que la próxima vez que te encuentres en una situación donde tu voz podría marcar la diferencia, recuerda: el silencio es cómplice, pero una voz puede ser el catalizador del cambio y tu voz es la que le importa a G3 Radio, La Radio Social, que a diferencia de Groucho Marx, solo tiene un principio y no otros para complacer a los dictadores de la normalidad, que se esconden tras sus escritorios en sus despachos, para manejar los hilos que les proveen su sustento mientras se lo quitan a quienes dicen que están ayudando.
Juan Darío Mercere García
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