De Perseverantes a Patológicos
¿Estamos Medicalizando la Personalidad?
En una sociedad cada vez más medicalizada, la línea entre la personalidad y la patología se ha vuelto cada vez más borrosa. ¿Es esto un avance en la comprensión de la psique humana o una estrategia para alimentar una industria farmacéutica multimillonaria? Este artículo profundiza en la polémica que rodea la patologización de la personalidad y su relación con la industria farmacéutica.
La Evolución del Diagnóstico
Hace unas décadas, alguien que se esforzaba incansablemente para alcanzar sus objetivos era considerado perseverante y enfocado en sus objetivos. Hoy, podría recibir el diagnóstico de “Trastorno Límite de la Personalidad” (TLP) y ser tratado con medicamentos como Lamotrigina o Quetiapina. Según el DSM-5, el TLP se caracteriza por un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales y la autoimagen, entre otros síntomas(1).
Si en el pasado eras meticuloso, se te consideraba una persona detallista y valiosa; hoy podrías ser diagnosticado con Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) y recibir medicamentos como la Fluoxetina.
De igual manera, si antes podías ignorar lo que no te interesaba y se te veía como una persona ecuánime, ahora podrías recibir el diagnóstico de “Esquizofrenia Evasiva” y ser tratado con Risperidona.
¿Avance o Retroceso?
La psiquiatría ha avanzado en la identificación y tratamiento de trastornos mentales. Sin embargo, Allen Frances, uno de los autores del DSM-IV, ha criticado esta tendencia, afirmando que estamos “convirtiendo problemas de la vida en enfermedades mentales”(2).
La Industria Farmacéutica: ¿Benefactora o Beneficiada?
El mercado global de medicamentos psiquiátricos se valoró en aproximadamente 34 mil millones de dólares en 2020 y se espera que crezca un 6,2% anual hasta 2027(3). Medicamentos como la Fluoxetina para el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) y la Risperidona para la esquizofrenia generan miles de millones en ventas cada año. Además, empresas subsidiarias que producen equipos de diagnóstico y terapias complementarias también se benefician de este mercado en expansión.
Existe una vinculación directa entre los “nuevos” trastornos con la aparición de nuevos medicamentos, que aparecen “misteriosamente” antes que el trastorno. Para medicar, hace falta un diagnóstico y para eso se crean los nuevos trastornos que permiten a los médicos recetar un fármaco estancado en las farmacéuticas.
El famoso Tamiflu que fuera creado con escaso éxito encontró su lugar en la falsa alarma de la gripe aviar con foco en México. Los efectos adversos fueron peor que los del gripe, no solo sobre el organismo, sino que también sobre la psique.
Es de justa citación hacer referencia al opioide Oxycontin medicamento creado para cubrir un nuevo nicho de mercado también creado que llevó a la muerte a más de 500.000 personas de la mano de Pordeu Pharma que en la actualidad comercializa un fármaco para contrarrestar la adicción generada por el Oxycotin. La familia Sackler responsable del medicamento y de su efecto desbastador, salió indemne. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿La medicación que me recetan hoy es la solución o el problema de mañana?
La agresiva estrategia de marketing creada por Richard Sackler, le generó miles de millones de dólares y jugosas comisiones a los médicos que lo recetaban, tal y como lo siguen haciendo en la actualidad con ese y cualquier otro medicamento.
El Papel de las Organizaciones Sociales
Organizaciones como No Free Lunch han denunciado la influencia de la industria farmacéutica en las prácticas médicas, incluido el diagnóstico y tratamiento de trastornos mentales(4).
Existen organizaciones, a menudo financiadas por farmacéuticas o fundaciones bancarias con intereses en las farmacéuticas, que pueden contribuir a la estigmatización de la enfermedad mental al asociarla exclusivamente con la necesidad de medicación(5).
En ciertas organizaciones sociales abocadas a la atención de personas con trastornos mentales realizan un ingente esfuerzo en remarcar al usuario la existencia de un diagnóstico despojando al individuo de su existencia para ser simplemente un estado mental irreversible no dándoles herramientas para poder funcionar dentro de sus capacidades, perpetuando su dependencia a la organización la que se alimenta de su permanencia a través de subvenciones.
¿Una Sociedad Anestesiada?
Existe la preocupación de que la medicalización de la personalidad pueda ser una estrategia para mantener a la sociedad distraída y alejada de cuestiones más profundas. Al etiquetar y medicar comportamientos que antes se consideraban normales, ¿estamos creando una cultura que prioriza la conformidad sobre la individualidad?
Es crucial cuestionar la creciente tendencia a medicalizar aspectos de la personalidad que antes se consideraban normales. ¿Estamos realmente avanzando en nuestro entendimiento de la mente humana, o estamos simplemente creando un ciclo de dependencia que beneficia a la industria farmacéutica?
Este artículo busca abrir un debate informado y basado en datos sobre un tema que afecta a todos los estratos de la sociedad. ¿Qué opinas tú? ¿Estamos medicalizando en exceso la personalidad?
Juan Darío Mercere García
Referencias
1: American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5®). American Psychiatric Pub.
2: Frances, A. (2013). Saving Normal: An Insider’s Revolt Against Out-of-Control Psychiatric Diagnosis, DSM-5, Big Pharma, and the Medicalization of Ordinary Life. HarperCollins.
3: Grand View Research. (2021). Psychiatric Medicines Market Size, Share & Trends Analysis Report.
4: No Free Lunch. (2020). Influence of Pharmaceutical Companies in Medical Practice.
5: Whitaker, R. (2010). Anatomy of an Epidemic: Magic Bullets, Psychiatric Drugs, and the Astonishing Rise of Mental Illness in America. Crown.
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